recorridos, topografías, calles de la ciudad que reproducen calles del corazón, del recuerdo. Volver una y otra vez a los itinerarios abandonados, con esa necesidad de encontrar intacto aquel bar, aquella esquina, el negocio de la vidriera peposa, tu risa, encontrarte una vez más donde te dejé, para volver a abrazarte y volver a dejarte y volver a encontrarte en la intemporalidad de esas calles internas, que a veces intentan copiar algunas ciudades, pero nada va a poder copiar tu cara de esa mañana, ni las fotos en el ascensor del viejo hotel, ni los dibujos en el aire que tanto nos gustaba regalarnos.
La ciudad desaparece bajo el fútbol, y yo camino por calles y avenidas, única sobreviviente de su vida, de esos itinerarios, pero sé dónde encontrarte y te esquivo, doblo en la esquina anterior, me subo a un colectivo, pero me sorprendés en la ventana de esa casa, tu voz en ese rincón, una caricia en la parada. Entonces no puedo más que perderte, y de eso está hecho mi tiempo y esta ciudad..........